sábado, 20 de abril de 2019

EL CALVARIO DE DUQUE



Nada más apropiado para un Viernes Santo que intentar revivir el calvario, con su doloroso recorrido, pero actualizado y aplicado a Iván Duque. En una licencia poética hice una revoltura entre el viacrucis y las últimas palabras de Cristo para revivir lo que ha sido hasta ahora el gobierno del presidente.
Empezó como todo Domingo de Ramos con la entrada gloriosa a la casa de Nariño, en una posesión ambientada por un ventarrón que auguraba la llegada de negros nubarrones. Ese 7 de agosto del 2018, la sombrilla, que protegía la primera cabeza de la nación, casi sale volando y las palabras de Ernesto Macías reabrieron heridas, desoyendo el clamor presidencial por la unión.
Martha Lucía Ramírez, se lava las manos: Frente a esa desastrosa presentación de Centro Democrático en la posesión, la vicepresidenta corrió a deslindarse asegurando que una cosa es el gobierno y otra el partido de gobierno.
Duque cae por primera vez: Poco duró esa celebración de Ramos, pues con la llegada del ministro de Hacienda, contagiado por los bonos de agua y por la reforma tributaria, el presidente cayó en las encuestas. Fue tan duro el resbalón que hubo de retirar la propuesta de clavarnos el IVA a la canasta familiar.
Azotes de Cambio Radical: Durante todo el calvario que le ha tocado al presidente Duque ha recibió azotes de diversas manos. Tal vez los más dolorosos han sido los de Vargas Lleras, quien no sólo demandó la Ley de Financiamiento, sino que ha formado tolda aparte y pretende arrebatarle a la Bancada del Oficialismo los cargos directivos del Congreso.

Duque cae por segunda vez: Su popularidad no consigue levantar cabeza, especialmente por el tropezón con el paro estudiantil. Como un penitente con la cruz del gobierno a cuestas, las encuestas revelan que es incomprendido aún por su propio partido. Entonces los asesores le encuentran un generoso y también necesitado cirineo, Juan Guaidó. Este famélico venezolano requiere tanta ayuda como nuestro presidente, así que a ambos les sirvió juntarse temporalmente para aliviar la carga.
Duque cae por tercera vez:  Después de una corta recuperación de la popularidad otro escollo se atraviesa en el camino, la minga del Cauca. Un largo mes de sufrimiento prolonga el Calvario hasta que se firma un acuerdo que permite desbloquear la carretera Panamericana.
Traición de Judas: Para impedir un alivio total de esta caída, aparece Uribe a darle latigazos durísimos con su Twitter envenenado de rabia contra los indígenas. El Centro Democrático le da la espalda a Duque frente a la minga y lo dejan solo con la corona de espinas que le pone el Fiscal General para que nuestro presidente tenga miedo por su seguridad. Nadie lo vigila, sino cinco mil indígenas “infiltrados de terrorismo”

Subida al Gólgota: Todas esas caídas en el viacrucis son apenas pequeños escollos frente a la cuesta empinada que significa la votación de las objeciones a la JEP. Derrota, tras derrota, nuevamente Duque queda solo frente a la Cámara de Representantes a donde no llega ni el malévolo Néstor Humberto a defender la posición de Duque.
Tengo Sed: No es sólo el fiscal general el que tiene sed de poder, sino los partidos que en algún momento podrían haber aliviado la Pasión presidencial. Cambio Radical, Liberalismo y la U se disputan esa esponja amarga que estaba destinada a los labios del crucificado. Todos se quedan secos de poder y el presidente reseco de aliados.

Perdónalos porque no saben lo que hacen: Esta puede ser una de las últimas palabras del viacrucis presidencial. Sus ministros lo confunden con Uribe y no dan la talla para aliviar la carga, tanto que ya se pide la cabeza de varios. Frente a tanto sufrimiento a Duque no le queda más que mirar hacia el Eterno y decir suplicante: Uribe, Uribe, no me abandones, en tus manos encomiendo mi espíritu.

Faltaría ver si entre Duque y Álvaro Uribe logran el milagrito de la resurrección.
Publicado en las 2 orillas por
www.margaritalondono.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario