¿PERDÓN, QUÉ PUEDO COMER?
Cuando empezaron
a proliferar los vendedores de alimentos milagrosos, bebidas energéticas y
productos para alargar la juventud (y otras partes del cuerpo) empecé a
cuestionarme sobre mis hábitos alimenticios. La TV, la radio, la prensa, en
fin, todos los medios masivos de comunicación y el ahora bendito o maldito
INTERNET le viven diciendo a uno qué debe comer y hasta le prohíben consumir
ciertas bebidas y comidas. Nunca me he preocupado por este asunto y no voy a
empezar ahora pero, me puse a pensar hasta donde tienen razón y concluí que no
voy a dejar de comer y beber lo que me gusta después de comparar mi estado
físico, mental y espiritual (y hasta sexual) con el de mis contemporáneos que
siguen dietas rigurosas y consumen todo lo que les ordenan los mercaderes de
salud.
En todos los noticieros hay un
espacio para la salud y repican sobre el colesterol, palabra que se parece a
estercolero y en la realidad creo que son similares, los triglicéridos, la
hipertensión, la hipoglucemia, y otras groserías que no entiendo. Mi memoria es excelente para algunos temas y
negada para otros. Nunca hubiera podido tener una farmacia porque los términos
médicos y nombres de medicamentos se me confunden y confundo el VIH con el VHS,
por ejemplo; y si un cliente me pidiera algún medicamento para la tos, como me
sucedió con el Noxpirin, una vez que tenía gripa con expectoración, yo pedí
Piroxican y cuando me lo fui a tomar descubrí que era un ungüento para
lastimaduras y luxaciones.
A mi correo llegan docenas de
mensajes con advertencias en contra de los enlatados; que debo lavar bien la
lata porque en las bodegas las orinan y las cagan las ratas, cucarachas y otros
bichos asquerosos. No puedo tomar Coca Cola porque es la bebida más nefasta del
mundo y si la consumo puedo explotar o mi carne se pudre y si sirve para
aflojar tornillos como no se me va a aflojar otra cosa. Que las frutas tienen
cagadas de moscos y mosquitos, que los tubérculos de la sabana de Bogotá como
fueron regados con aguas contaminadas ya traen enfermedades y virus de todas
las clases. La carne hace daño porque tiene ácido yo no sé qué, la leche tiene
lactosa, el café cafeína, el te teína y supongo que el chocolate chocolatina.
Todas ellas sustancias nocivas para mi salud.
Soy carnívoro y no puedo dejar de
serlo, la verdad soy adicto a todas las carnes, incluida la humana femenina, y
nada de artritis, artrosis o cualquiera de esas pesadillas con que me amenazan
los amigos vegetarianos. Bebo leche con todos sus componentes, tomo café natural,
té lo mismo y chocolate tal como debe ser y no me pasa ninguna de las
calamidades que me vaticinan por todos los medios. Como ají bien picante, bebo
jugos naturales sin azúcar, incluido el de limón y no tengo úlcera. Me encanta
la fritanga, el ariquipe, la panelitas, las obleas y gozo de una panza bien
cuidada y feliz. Hace dos meses estaba preocupado porque escuchaba a mis amigos
y vecinos quejarse de tantas cosas que fui al médico y cuando me llegó el
turno, después de las preguntas de rigor me preguntó: “¿qué le duele?”, cuando
le contesté que nada, me replicó: “¿entonces, a qué vino?”. Pues verá usted
doctor, me siento anormal a mis 64 años; todos los de mi edad se quejan de algo
y a mí no me duele nada, por favor, necesito una enfermedad por pequeña que sea
para tener tema de conversación en las reuniones.
Cuando salió el resultado de los
dichosos exámenes la tensión 118/75, el estercolero normal, los triglicéridos
normales con tendencia a la subida, azúcar 92… bueno, yo escribo estas cifras
sin saber si son buenas o malas, aclaré los resultados al mostrarlos a mis
colegas de edad. Me dijeron que yo hacía trampa y yo pensé que cual trampa si
no estábamos jugando a nada y resulta que todos consumen yo no se qué para la
tensión alta, no se cuantas para el azúcar alto, otrosí para la úlcera
gástrica, etc. y lo más curioso es que todos vienen cuidando la dieta desde
hace años y pronosticándome muchos males a causa de mi desorden en las comidas
y bebidas. Los dejé tosiendo, carraspeando, maldiciendo de su suerte y mirando
el reloj para ver si es hora de tomar el siguiente medicamento. Yo entré en la
siguiente cafetería a beberme una Coca Cola con hielo con dos empanadas.
La imaginación se me va y me
alejo de los temas pero así son los monólogos, como estoy conversando yo con yo
puedo irme por donde quiera que yo mismo no me regaño por los desvaríos. La
leche es uno de los grandes alimentos maltratados por todos los medios; la
madre amamanta al hijo con la leche de la madre natura y Dios le concedieron pero
ahora inventaron la leche desnaturalizada, deslactosada, descremada y, digo yo
deslechada; mi hija me preguntó un dia como era eso y yo le explique a mi
manera: mira, en las grandes productoras de leche, le sacan la crema para el
queso y la mantequilla, luego le extraen todos los nutrientes y vitaminas y en
el cuncho que queda en los tanques y cantinas le agregan agua, la sacuden y
revuelven y luego la empacan, esa es la leche que compran los que hacen dietas.
Creo que le gustó la explicación y hoy consume leche con todos los componentes,
tiene una bella figura y goza de excelente salud.
No deseo que algunos de mis
lectores se ofendan por mis opiniones,
cada quien se alimenta a su manera y siempre he dicho que una aberración
basta para ser feliz. Y seguiré siendo carnívoro y desordenado con las comidas
(sin embargo me cuido en consumir alimentos de los cinco grupos cada día) y con
buena salud. Creo, según mi punto de vista, que la mayoría de dolencias
empiezan en la cabeza y de allí salen para el resto del cuerpo y yo me digo a
toda hora que estoy bien pues mi cuerpo me cree y no jode para nada a no ser
algunos esguinces y tronchaduras cuando practico deporte extremo. Espero que
nadie siga mis malos ejemplos pero si quiero desearles que disfruten del placer
de comer.
Edgar Tarazona Angel
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