Todas las mañanas salgo a caminar,
Recorro las mismas calles
Sin importar el clima, a veces me
mojo.
Llego al parque y encuentro al
viejo
Solo y triste de siempre:
Me siento junto a él, como todos
los días
Y me saluda sin palabras, con un
gesto:
Le respondo igual y comparto su
soledad
En absoluto silencio.
Él espera la muerte y esta le es esquiva;
El día que no esté en el banco
del parque
Sabré que ella se lo ha llevado.
Una mañana de hace años nos
encontramos
Y sin palabras, decidimos no
hablar nunca.
Compartimos una hora callados,
Sumidos cada uno en nuestro
mundo;
Sentados uno junto al otro
Como abuelo y nieto,
O como padre e hijo, no me lleva
tantos años.
Ni sabemos nuestros nombres
Nos une el silencio
En el banco del parque compartido
Cada día, todos los días, sesenta
minutos.
Se parece a mi padre
Que murió de mi edad y debería
tener la del viejo
Si aun viviera.
Le digo adiós con la mano
Y él me responde: adiós, hasta
mañana.
Un día faltará a la cita alguno
de los dos
Que se habrá ido con la señora
MUERTE.
Edgar Tarazona Angel
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