domingo, 5 de mayo de 2013

ENREDOS AMOROSOS DE HÉRCULES Y OTRAS HISTORIAS DIGNAS DE SER CONTADAS.




ENREDOS AMOROSOS  DE HÉRCULES Y OTRAS HISTORIAS DIGNAS DE SER CONTADAS.
Les decía en el capítulo anterior que dejaba los trabajos por terminados y así es, pero repasando mis fuentes de trabajo e e inspiración, encontré asuntos de nuestro míster músculos con picante dignos de las revistas del corazón y las lenguas viperinas de los chismosos de farándula. dejo de lado las matanzas que hacía por deber o por placer que mucha sangre ya corre por las venas del planeta tierra y, más bien, les cuento las cositas picantes del muchacho.

ÓNFALE
En la mitología las hembras son bien bonitas u horripilantes, no hay términos medios, como decía mi padre, QEPD, criminalmente feas, de manera que esta reina del Lidia era un bizcocho despampanante; por causa de algún asesinato o masacre cometidos por Hércules, los dioses lo convirtieron en su esclavo. Ella para humillarlo lo obligó a llevar vestidos de mujer y realizar oficios propios de las sirvientas, imaginen a Rambo o Terminator con faldita y delantal, ¿Ah? Y ella usaba la piel del león de Nemea y la maza, garrote, macana o clava del macho. Lo que dicen los chismes olímpicos es que la vieja se enamoró del chico y se casó con el y le devolvió la clava, para que la clavara, supongo y como premio se casó con él. No sé si esto será premio o castigo, que lo digas los casados del mundo. Dizque tuvieron un hijo pero parece que no lo registraron ni bautizaron porque no encontré el nombre.
Pues durante el tiempo del lazo matrimonial unos seres traviesos similares a los gnomos de los bosques pero griegos, aparecían en los lugares más insospechados y gastaban bromas a sus víctimas, en este caso les toco el turno a Hércules y Ónfale, pero el grandote los atrapó y los colgó de las patas, los amarró de un palo y se los echó al hombro, en esta posición los inquietos enanos le vieron el culo al héroe y se rieron con tantas ganas que él terminó riendo con ellos. Los liberó y Ónfale lo libero a él; no se sabe si es que ya estaba aburrida de tanta musculatura y poco de aquello pero acá terminó esta anécdota.
Como debo salir dejó por hoy en este punto pero mañana les cuento más chisme.
Edgar Tarazona Angel

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