ENREDOS AMOROSOS DE HÉRCULES Y OTRAS HISTORIAS DIGNAS DE SER
CONTADAS.
Les decía en el capítulo
anterior que dejaba los trabajos por terminados y así es, pero repasando mis
fuentes de trabajo e e inspiración, encontré asuntos de nuestro míster músculos
con picante dignos de las revistas del corazón y las lenguas viperinas de los
chismosos de farándula. dejo de lado las matanzas que hacía por deber o por
placer que mucha sangre ya corre por las venas del planeta tierra y, más bien,
les cuento las cositas picantes del muchacho.
ÓNFALE
En la mitología las
hembras son bien bonitas u horripilantes, no hay términos medios, como decía mi
padre, QEPD, criminalmente feas, de manera que esta reina del Lidia era un
bizcocho despampanante; por causa de algún asesinato o masacre cometidos por
Hércules, los dioses lo convirtieron en su esclavo. Ella para humillarlo lo
obligó a llevar vestidos de mujer y realizar oficios propios de las sirvientas,
imaginen a Rambo o Terminator con faldita y delantal, ¿Ah? Y ella usaba la piel
del león de Nemea y la maza, garrote, macana o clava del macho. Lo que dicen
los chismes olímpicos es que la vieja se enamoró del chico y se casó con el y
le devolvió la clava, para que la clavara, supongo y como premio se casó con
él. No sé si esto será premio o castigo, que lo digas los casados del mundo.
Dizque tuvieron un hijo pero parece que no lo registraron ni bautizaron porque
no encontré el nombre.
Pues durante el tiempo
del lazo matrimonial unos seres traviesos similares a los gnomos de los bosques
pero griegos, aparecían en los lugares más insospechados y gastaban bromas a
sus víctimas, en este caso les toco el turno a Hércules y Ónfale, pero el
grandote los atrapó y los colgó de las patas, los amarró de un palo y se los
echó al hombro, en esta posición los inquietos enanos le vieron el culo al
héroe y se rieron con tantas ganas que él terminó riendo con ellos. Los liberó
y Ónfale lo libero a él; no se sabe si es que ya estaba aburrida de tanta
musculatura y poco de aquello pero acá terminó esta anécdota.
Como debo salir dejó por
hoy en este punto pero mañana les cuento más chisme.
Edgar Tarazona Angel
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