«Uno para todos, todos para uno», reza el lema de la famosa novela
histórica: Los tres mosqueteros. Ya sea porque nos mandan a leerla en el
colegio o vimos la película de Disney con Mickey y su pandilla, conocemos este
libro desde pequeños. Adaptada al cine y la televisión, la popular historia de
D’Artagnan, un joven gascón de 18 años que se aventura en un viaje a París para
convertirse en mosquetero, fue escrita por Alejandro Dumas.
De formación autodidacta, Dumas – quien nació un día como hoy pero
de 1802 – publicó aproximadamente 300 obras y numerosos artículos,
convirtiéndose en uno de los autores más productivos y populares de Francia.
Este novelista vivaz acumuló una gran fortuna durante su vida debido
a su constancia en publicaciones y gran éxito en casi todas ellas. Sin embargo,
se mantuvo endeudado hasta el final de sus días. Entre fiestas, cenas,
excentricismos, mantener a una familia numerosa (con hijos de diferentes
mujeres), y a sus amantes, llevó una vida de derroche.
Su
paseo por diferentes estilos literarios, lo llevaron a probar los ensayos
históricos. Aunque no tuvo gran éxito en este estilo, la serie de sus Impresiones
de viaje (1835-1859), en
cambio, logró que lo señalaran como el primer maestro del gran reportaje.
El escritor estuvo envuelto en la política pero tras dos fracasos
electorales, enemistades, y deudas, se exilió en Bélgica. Ahí, redactó sus pintorescas
memorias, y compuso nuevas novelas de aventuras.
A pesar de que los personajes de Dumas no tenían gran profundidad,
lo divertido y creativo de su narrativa lo hicieron excepcional.
Pese
a un estado de salud deplorable, escribió hasta el final y su última novela fue
Elcaballero Hector de Sainte-Hermine, publicada en Le
Moniteur Universal. El 5 de diciembre de 1870 murió de un ataque al corazón un
literato que pasaba en sus relatos desde la aventura, a la fantasía, sin perder
el matiz histórico.
Póstumamente, se publicó el Gran Diccionario de Cocina, una
recopilación de recetas en la que trabajó desde 1869 basándose en países que
visitó.
TOMADO DE QUE LEER. Colaboración de Silvia Moya
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