El niño, yo, amaba al señor, su padre, sobre todas las cosas. Lo amaba
más que a Dios. Un día tuve que escoger entre Dios y mi papá, y escogí a mi
papá. Fue la primera discusión teológica de mi vida y la tuve con la hermanita
Josefa, la monja que nos cuidaba a Sol y a mí, los hermanos menores.
Así
comienza Héctor Abad Faciolince (Medellín,1958) el testimonio de amor,
admiración y gratitud por su padre Héctor Abad Gómez (1921-1987) quien fue
asesinado en pleno centro de Medellín, Colombia, el 25 de agosto de 1987. El
libro refleja no solo la vida de un defensor de los derechos humanos, también
el recuerdo de una ciudad, de una familia y de una niñez que recuerda con
melancolía.
UN LUCHADOR CON COMPROMISO
El médico Héctor Abad, apostaba por el compromiso
social de la medicina en países con pobreza como Colombia. Fue un luchador por
la paz, la tolerancia y la justicia. Su amor por la vida, por sus hijos, por el
arte y por la justicia eran el centro de su vida. Recibió muchas amenazas pero
nunca se calló, siguió denunciando hasta el fatídico día en el que dos sicarios
vaciaron los cargadores sobre su cuerpo frente al Sindicato de Maestros de
Medellín. Tenía 65 años, vestía saco y corbata, y en el bolsillo de su pantalón
llevaba un soneto de Borges, “Epitafio”, acaso un apócrifo, y cuyo primer verso
reza: “Ya somos el olvido que
seremos…”
Se
necesitaron 20 años para que Héctor, su hijo, madurara su escritura y pudiera
crear una hermosa novela que conmueve a quien la lee: “Amaba a mi padre por
sobre todas las cosas… Amaba a mi papá con un amor animal. Me gustaba su olor,
y también el recuerdo de su olor… Me gustaba su voz, me gustaban sus manos, la
pulcritud de su ropa y la meticulosa limpieza de su cuerpo”.
El
doctor Abad educa a su familia con la calidez del abrazo, con la protección del
amor en medio de una sociedad atravesada por la violencia intrafamiliar,
política, institucional e histórica.
“La
idea más insoportable de mi infancia era imaginar que mi papá se pudiera morir,
y por eso yo había resuelto tirarme al río Medellín si él llegaba a morirse”.
Dice Héctor. Sin embargo, cambia la idea de lanzarse al río por un relato que
es novela, carta, testimonio, documento, ensayo y biografía. Son 42 capítulos
sobre la familia, la historia de Colombia. Sin embargo la inexplicable muerte
de su padre no puede ser respondida.
SOBRE LA OBRA
Héctor
Abad Faciolince tardó 20 años en darle forma a las ideas y tratar de curar la
herida para poder explicar lo que esta muerte significó en su vida. La
editorial Alfaguara recientemente reeditó el libro en España y lo
presentó en Matadero, Madrid.
El
olvido que seremos fue el noveno
libro de Héctor Abad Faciolince y
uno de los más hermosos de su toda su obra. Lo publicó en el año 2006 y
ha sido traducido al inglés, italiano, portugués, alemán, francés y
holandés. También ha sido reconocido con Premio WOLA-Duke en Derechos Humanos
en Estados Unidos y el Prémio Criaçao Literária Casa da America Latina de
Portugal.
Héctor
Abad Faciolince reflexiona, no busca acusar a los verdugos de su padre. Intenta
entender la pérdida que atraviesan las sociedades donde la muerte se vuelve
cotidiana e irracional.
El
olvido que seremos es la
reconstrucción amorosa y paciente de ese personaje. Un hombre generoso,
compasivo y tolerante. “Mi papá nunca tenía dinero suficiente porque
siempre le daba o le prestaba plata a cualquiera que se la pidiera, parientes,
conocidos, extraños, mendigos. Los estudiantes en la universidad se
aprovechaban de él. (…) Yo sabía que los estudiantes le pedían plata prestada
porque muchas veces lo acompañaba a la Universidad y su oficina parecía un
sitio de peregrinación. Los estudiantes hacían fila afuera; algunos, sí, para
consultarle asuntos académicos, pero la mayoría para pedirle plata prestada.
BUSCANDO A BORGES
El
poema que tenía Héctor Abad Gómez en el bolsillo el día de su muerte, se
convirtió en epitafio de la tumba, y en noviembre de 1987 su hijo, el
escritor lo publicó en el ‘El Espectador’, atribuyéndolo a Jorge Luis
Borges.
Abad
para zanjar la polémica de la autoría de los versos, decide rastrear
el origen de los mismos. En un largo proceso de investigación viaja de
Francia hasta Argentina y termina por confirmar la autoría de
Borges, algo en lo que el escritor colombiano siempre había creído. También
descubrió cinco poemas inéditos del autor argentino.
Ya somos el olvido que seremos.
El
polvo elemental que nos ignora
y
qué fue el rojo Adán y qué es ahora
Todos
los hombres, y que no veremos.
Ya
somos en la tumba las dos fechas
Del
principio y el término. La caja,
la
obscena corrupción y la mortaja,
Los
triunfos de la muerte, y las endechas.
No
soy el insensato que se aferra
Al
mágico sonido de su nombre.
Pienso
con esperanza en aquel hombre
Que
no sabrá que fui sobre la tierra.
Bajo
el indiferente azul del cielo,
Esta
meditación es un consuelo.
Carta a una sombra
En un documental que se estrenó en el 2015 se
entrelazan tres generaciones de la familia Abad: primero está Héctor Abad
Gómez, médico y defensor de los derechos humanos asesinado en 1987; luego está
su hijo, Héctor Abad Faciolince, columnista y escritor que procesó a su manera
el suceso en el exitoso libro El olvido que seremos,
y, para terminar, está Daniela Abad, nieta del primero e hija del segundo.
El
considerable impacto del documental se explica por el material tan íntimo que
tiene a su disposición: fotos, imágenes de videos caseros y de noticiero, y, lo
más impresionante, la voz de Abad Gómez en unas audio cartas a su familia. Con
todos estos elementos, Carta a una sombra construye un retrato que conmueve
acerca de cómo la violencia insensata hizo tambalear los cimientos de una
familia.
Carta
a una Sombra profundiza en
la vida y muerte de un personaje que es tragedia y redención. Un hombre que se
empeñó en salvar vidas y perdió la suya a manos de los paramilitares
colombianos.
Creo
que el único motivo por el que he sido capaz de seguir escribiendo todos estos
años es porque sé que mi papá hubiera gozado más que nadie al leer todas estas
páginas mías que no alcanzó a leer. Es una de las paradojas más tristes de mi
vida: casi todo lo que he escrito lo he escrito para alguien que no puede
leerme, y esto no es otra cosa que la carta a una sombra.
TOMADO DE INTERNET
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