La representante a la Cámara María Fernanda Cabal
sorprendió este martes con una declaración que dejó boquiabierto a más de un
historiador y estudioso de los orígenes de la violencia en Colombia. En el
programa de Vicky Dávila, de La W Radio, la congresista uribista dijo que la
masacre de las bananeras, ocurrida en los años veinte en Colombia, era un mito
histórico de la "narrativa comunista".
"[...] Gabriel García Márquez crea el mito de
los 3.000 trabajadores asesinados; no los consigue usted ni recogidos de las
poblaciones vecinas para que vayan y trabajen. Eso no es cierto”, dijo Cabal.
La historiadora Leidy J. Torres Cendales escribió
para SEMANA este texto sustentado con datos y telegramas de la época, en el que
deja entrever que lo de Cabal no es más que una distorsión de la realidad con
fines políticos en tiempos de la posverdad. Este es el escrito:
La Masacre de las bananeras de 1928 es uno de los
hechos históricos más recordados por los colombianos. En su momento fue
reivindicada por el movimiento obrero y por Jorge Eliécer Gaitán, pero quien
lograría generalizar el conocimiento del suceso fue Gabriel García Márquez. En
Cien Años de Soledad, el Nóbel puso en la boca de José Arcadio Buendía la
polémica cifra de muertos que ha mantenido vivo el debate: “debían ser como
tres mil”. Hoy, nuevamente, ese número y la existencia misma de la masacre son
objeto de discusión por las declaraciones de la congresista María Fernanda
Cabal. No obstante, habría que recordarle que dicha controversia es vieja y ha
sido ampliamente desarrollada por los historiadores profesionales.
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Semana La masacre de las bananeras sí existió: la demoledora respuesta de
una historiadora a María Fernanda Cabal
Ya en 1998, cuando se cumplían 70 años de los
sucesos, Eduardo Posada
Carbó sugirió que la cifra de García Márquez era
imprecisa y que la ficción literaria había calado demasiado hondo entre los
historiadores. A partir de allí, algunos de ellos empezaron a escudriñar en
periódicos colombianos como El Espectador y El Tiempo, pero sobre todo en
fuentes extranjeras como el New York Times y los National Archives of
Washington, buscando una visión más sopesada y alejada de la “narrativa
comunista”, como la llama Cabal. A partir de dichos datos, los historiadores
han concluido que, efectivamente, detrás de las cifras de la masacre hay una
enorme indefinición. No obstante, de falta de certezas en los números a negar
la masacre hay un largo trecho.
No es cierto, como dice la congresista, que 3 mil
fuera un número exagerado de trabajadores para la zona bananera. Desconoce
Cabal la importancia económica del cultivo de banano de las primeras décadas
del siglo XX, las dimensiones de la migración de campesinos hacia las
plantaciones y las cifras que el mismo New York Times registra el 26 de
noviembre de 1928, cuando establece la cantidad de huelguistas en 12 mil.
La representante a la Cámara se queda también con
la versión oficial, publicada en El Tiempo el 6 de diciembre de 1928, según la
cual los huelguistas abandonaron la vía pacífica y optaron por vías de hecho,
“forzando” al ejército a intervenir. Ignora, de nuevo, la congresista Cabal,
que el mismo Jefe Civil y militar de la Provincia de Santa Marta, el General
Carlos Cortés Vargas, enviado por el presidente Miguel Abadía a lidiar con el
conflicto, señalaba apenas un día antes de la masacre que “la organización de
los huelguistas era sorprendente” y “aunque armados de machetes ni huyen ni
atacan, pero rodean las tropas con la esperanza de que los oficiales simpaticen
con ellos”. De hecho, el mismo periódico El Espectador titulaba el 10 de
diciembre que Cortés Vargas había descargado “sobre una multitud obrera inerme
y pacífica”.
La
masacre de las bananeras sí existió: la demoledora respuesta de una
historiadora a María Fernanda Cabal
Finalmente, frente a la cifra de muertos, debemos
recordar como el mismo
general Carlos Cortés Vargas reconoció en sus
memorias la existencia de 9 muertos. Si 9 personas asesinadas no le parecen
suficientes a la Senadora para aceptar que lo ocurrido en Ciénaga fue una
masacre, tendremos entonces que recurrir nuevamente a Washington. El Embajador
norteamericano en Colombia para 1928, Jefferson Caffery, reportó 100 muertos
recién ocurrida la masacre. Para el 14 de diciembre sus estimaciones
sobrepasaban el centenar y los heridos los contaba en más doscientos. Ya en uno
de sus últimos telegramas sobre el tema tenía “el honor de informar que el
asesor legal de la UFC aquí en Bogotá dijo ayer que el total de huelguistas
muertos por las autoridades militares colombianas estaban entre 500 y 600”.
(National Archives of Washington).
La
masacre de las bananeras sí existió: la demoledora respuesta de una
historiadora a María Fernanda Cabal
Actualmente son pocos los historiadores que creen
en la existencia de una
única verdad sobre el pasado. La mayoría de
nosotros sometemos nuestro conocimiento, como el de todas las ramas del saber,
a la pregunta de quién lo enuncia, cómo y con qué intereses. No obstante, una
cosa es asumir la responsabilidad de reconstruir los hechos históricos
integrando la pluralidad de versiones y otra muy distinta aceptar la
manipulación y distorsión de la realidad con fines políticos, la mal llamada
“posverdad”. Las cifras sobre la masacre de las bananeras son controvertibles,
por supuesto, como también lo es la cantidad de personas torturadas y
asesinadas en los campos de concentración de Auschwitz. Incluso las
circunstancias en las cuales se abrió fuego a los huelguistas en 1928 también
pueden ser discutidas. Sin embargo, ese debate debe pasar por los argumentos
informados, basados en fuentes de información relativamente creíbles y por la
sensibilidad, que parece hemos perdidos los colombianos, para sentir la misma
indignación por la matanza de 9 trabajadores, de 600, o de 3.000. El punto no
es el número de muertos, sino la necesidad de no invisibilizar las víctimas de
la violencia, vengan del espectro que vengan, en el presente o en el pasado.
*Historiadora. Magíster en Historia.
Docente Facultad de Filosofía y Humanidades
Universidad de la Salle
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