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domingo, 4 de septiembre de 2016

NAIRO REVIENTA LA VUELTA A ESPAÑA



Cuando un líder se va, nada se muere en el alma, al contrario, se ensancha, se ensancha, como escribiera Blas de Otero. Por eso, cuando nada más bajar la bandera roja en Sabiñánigo, Brambilla tocó la trompeta, Contador el silbato y Nairo Quintana el saxofón, el Sky, el combo por naturaleza, la organización perfecta, la suma de tecnología, compañerismo y atrevimiento, músicos acreditados, de estudio, se quedó sordo. Y ciego. Se le iban los solistas y no se enteraban. O no se lo creían. O pensaban que era para las fotografías de rigor. O sencillamente, dormían, o dormitaban.
Cuando un líder se va, uno piensa en aquellos años de Eddy Merckx, que no perdonaba ni las metas volantes, que siempre quería más. Nairo, también, pero sobre todo necesitaba más segundos, más minutos y lo que no pudo hacer en el Aubisque con tirones breves, como cuando no se controla bien el embrague de un coche, lo hizo de principio a fin, con un tirón de 118 kilómetros al que ni el Sky, la quintaesencia del ciclismo de bloque, ni Froome, el señor de la calma, supieron responder.
Fue un golpe duro. Demostró que el Sky no es perfecto. Tan imperfecto es, que la mayoría llegó casi fuera de control, incapaces de contactar con Froome, salvo David López, muertos en vida, muertos vivientes, figurantes de una película con dos protagonistas: Nairo Quintana y Alberto Contador.
Brambilla, que a la postre ganó la etapa (justicia poética a su combatividad) fue el que sacó la cerilla, Contador encendió la mecha y Quintana puso la hojarasca para que la hoguera hirviese. Apenas habían pasado seis kilómetros, —y el pelotón charla, incluso piensa en otras cosas, en el paisaje después de la batalla—, cuando el líder dio continuidad a la osadía de Contador, en busca de su Fuente Dé particular.
Hay enfermedades contagiosas que son positivas. La estrategia del Orica en la etapa del Aubisque produjo un sarampión positivo en la jerarquía de la carrera. Hay gripes que limpian la garganta del ciclismo. Quintana no solo quiso ser más líder, quiso ser rey (o presidente de la República) y lo hizo de forma tan soberana que lo consiguió no en la meta, sino en la salida.
Froome en la meta. J.JORDANAFP
Sorpresa para el Sky
Definitivamente, la Vuelta es una caja de sorpresas. Lo del Sky fue una sorpresa, porque no acostumbra a mirar el paisaje cuando cae el triángulo rojo de la carrera. Y como lo hizo, sucedió que, como escribió José Agustín Goytisolo, “un hombre solo, una mujer, así tomados de uno en uno, son como polvo, no son nada”. Y Froome, de pronto se vio solo, con la escueta compañía del vizcaíno David López, y en vez de mirar al pulsómetro, su pasión, empezó a mirar hacia atrás, hacia los lados, a hablar con unos y con otros, a intentar organizar aquella manifestación de damnificados por el ataque sorprendente del Tinkoff de Contador y del Movistar de Quintana, ambos bien apañaditos, rodeados de amigos. Y con ambos líderes empeñados en convertir los más de 100 kilómetros que quedaban en una gota malaya, una tortura para Froome.
Ocurrió que el Astana le puso un piso al británico en la Gran Vía, —cosas que pasan— porque de lo contrario hoy viviría debajo el puente de una clasificación más alterada que una tertulia del corazón. El Astana le salvó el piso, los muebles y le pagó la luz de una etapa que anunciaba un apagón definitivo. Y Nairo tira que tira, relevando a Castroviejo, tira que tira, y Contador pidiendo a los suyos un poco más, un poco más. Nunca pudo Froome con la realidad. La calculadora se le apagó, las piernas eran como dedos atrofiados sobre el ordenador. Se le hizo de noche bajo lo cielo azul y el calor abrasador de Formigal.
No está claro que Nairo Quintana, que aventaja a Froome ahora en 3m 37s haya sentenciado la Vuelta. Quedan etapas para que el Sky vuelque su rabia, su venganza, su orgullo herido, o para que el Orica vuelva a ser el equipo bandolero que lo mismo te salva que te condena en un callejón solitario. Pero Nairo tiene lo que quería y Froome se siente desnudo como un recién nacido. La línea el cielo se ha quebrado.

 

domingo, 1 de junio de 2014

GIRO DE ITALIA 2014 COLOMBIA CAMPEONA

Histórico: Quintana Campeón y Urán subcampeón, 1-2 para Colombia

GIRO DE ITALIANairo Quintana conquistó el Giro de Italia y le entregó a Colombia el primer título de una ‘grande’ desde la victoria de Lucho Herrera en la vuelta a España de 1987.

Histórico: Quintana Campeón y Urán subcampeón, 1-2 para Colombia.

Foto: AP

El domingo primero de junio del 2014 será una fecha que pasará a la historia del pedalismo nacional. Nairo Alexánder Quintana se coronó como el campeón del Giro de Italia 2014 convirtiéndose en el primer colombiano en ganar la llamada ‘Corsa rosa’.

Pero la satisfacció
n, para un país acostumbrado a muy malas noticias, es más grande pues el antioqueño Rigoberto Urán es el subcampeón de la prueba. Un 1 -2 histórico que devuelve a los ‘escarabajos’ a los peldaños más altos del ciclismo profesional.

Cuatro victorias de etapa, la ‘maglia rosa’, el mejor joven y el título de Rey de la montaña, son la cosecha de tres semanas en las que una generación prodigiosa de ciclistas le devolvió a Colombia la fe en un deporte que desde el segundo puesto del mismo Quintana en el Tour de Francia en el 2013, vive una segunda época dorada para nuestro país.

La última etapa de la ronda itálica, entre Gemona del Friuli y Trieste, fue el telón de fondo para que Nairo, Urán, Arredondo y los demás colombianos participantes en la carrera hicieran un merecido paseo triunfal luego de entregar hasta su último suspiro para destacarse en una de las tres grandes carreras del ciclismo, junto al Tour de Francia y la vuelta a España.

Quintana cierra una mitad de año espectacular luego de ser el Campeón en el Tour de San Luis a principios de año y de terminar segundo en la Clásica Tirreno-Adriático. Ahora se lleva la ‘maglia rosa’ que lo distingue como el mejor del Giro y la camisa blanca como el joven más destacado de la competición. 

“He podido lograr un objetivo muy importante en mi vida; estar a punto de vencer, en esta tierra tan bella, con todos los aficionados, tanto italianos como colombianos y de otras partes del mundo que me han dado su apoyo... me siento orgullosísimo”, señaló Quintana antes de su coronación.

A su lado, Rigoberto Urán repite el segundo lugar del año pasado y ratifica que está en el mejor momento de su carrera. Y que es cuestión de tiempo para que obtenga su primer título grande, luego de ser subcampeón olímpico en el 2012. 

“Quedamos muy contentos con el podio. Con el equipo realizamos un muy buen trabajo durante todo el Giro y nunca bajamos los brazos. Esto siempre va a servir para aprender mucho más y tratar de llegar algún día a ganar el Giro, Tour o Vuelta”, aseguró el antioqueño. 

Quien de paso dio todo el crédito a la victoria de Quintana y a la buena actuación de los colombianos. “Estoy muy contento por la actuación de Colombia, es histórico, nunca antes visto”.

Mención especial para Julián Arredondo, el ‘Rey de la montaña’ y portador de la camisa ‘Azurra’ en esta edición del Giro, quien de no haberse visto perjudicado por una caída en la primera semana hubiera podido estar más adelante en la general.

Colombia de esta manera cierra tres semanas históricas con cuatro triunfos de etapa, un 1-2 en el podio y con el mejor escalador del Giro. Gracias a una camada de ciclistas que pedalazo a pedalazo llevan hacia lo más alto el nombre de Colombia, un país que en este momento solo respira ciclismo.

¡Felicidades a nuestros campeones!GIR