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sábado, 13 de febrero de 2016

10 ALIMENTOS QUE COMES Y TE DAN MAS HAMBRE


Acabas de comer y en poco tiempo vuelves a tener hambre. Suele ocurrir, y de hecho es una de las causas más habituales para que las dietas de adelgazamiento fracasen. El problema es que muchos de los productos que consumimos realmente no nos sacian y acabamos por comer el doble. Y ojo, porque no tienen por qué ser grasos ni hablamos de comida basura, hay muchos que se disfrazan de saludables y nos incitan igualmente a pasarnos en las cantidades para, de una vez por todas, sentirnos llenos. Similar al clásico de que 'lo barato, sale caro', es mejor que trates de evitarlos. ¿No sabes cuáles son? No te preocupes, un grupo de expertos en nutrición han recogido en 'Eat This!' 10 de los alimentos que te dejarán con la boca abierta, pero para comer más.
1. Queso
No es que engorde, es que no podemos parar de comerlo. “Por
naturaleza, los seres humanos están programados para responder como si fuese un opioide a una proteína que se encuentra en la leche materna, la caseína, de modo que a medida que crecemos, y especialmente de niños, continuamos deseando consumir determinadas cantidades de caseína que encontramos en la leche. El queso, al ser una forma concentrada de leche, también induce este efecto”, explica la experta en alimentación Julieanna Hever.
Los ingredientes proteicos del queso, llamados casomorfinas, combinados con la alta cantidad de grasa y sal que suelen contener la mayoría de las clases de este alimento, son los responsables de nuestra obsesión por comer queso. “Cuanto más comemos, más nos apetece, como si fuese una necesidad natural en nosotros”, asegura Hever.
2. Yogures desnatados
Se han llevado la fama durante muchos, muchos años, y han sido los
protagonistas de desayunos, postres y meriendas de infinidad de dietas. Y ahora resulta que no eran tan buenos –y nadie habla de sabor– como los normales. El yogur sacia nuestro apetito y nos mantiene llenos, gracias a la cantidad de grasas naturales que contiene, y además tiene pocas calorías. Sin embargo, la ciencia ha demostrado que los desnatados no nos quitan el hambre y su carga nutricional de vitaminas y antioxidantes es bastante más baja que en los normales. “Estos alimentos, que a menudo se promocionan como aperitivos saludables, no nos satisfacen y no requieren apenas de masticación. Sin masticación, nuestro cuerpo muchas veces no se siente satisfecho, ya que compara con cuando ingerimos alimentos que sí masticamos y estos le saben a poco”, añade la nutricionista Lisa Hayim.
© Proporcionado por El Confidencial Te has zampado la olla entera y aún quieres más. Ojo con los ingredientes que pones. (iStock)
3. Azúcar
El azúcar y la práctica totalidad de sus homólogos (desde los edulcorantes artificiales, pasando por la caña de azúcar orgánica y otros similares) son altamente adictivos al estar relacionados con una rápida liberación de dopamina. “Teniendo en cuenta que estamos evolutivamente diseñados para buscar el dulce para sobrevivir y que las fuentes con una alta concentración de azúcar son omnipresentes, la adicción al azúcar es cada vez más frecuente y contribuye enormemente a nuestra actual crisis mundial de salud”, comenta Hever, quien explica que pese a la enorme atracción que tenemos con los edulcorantes refinados y procesados, “no proporcionan ninguna sensación de saciedad ni contienen los nutrientes básicos”.
Necesitamos azúcar, vale, ¿pero qué tal si la buscamos en su formato natural a través de las ricas y frescas frutas? Ten en cuenta que muchas de ellas, además de ser bajísimas en calorías, contienen buenas cantidades de proteínas, lo que sí nos hace sentir llenos.
4. Ketchup
¿Eres de los que embadurnan su pincho de tortilla en salsa de tomate oadoras que tu hamburguesa chorree ketchup en cada bocado que das. Pues háztelo mirar porque esta salsa universal está hecha, básicamente, con jarabe de maíz alto en fructosa (HFCS), ingrediente esencial para que tu apetito se haga fuerte. El HFCS interrumpe el metabolismo del cuerpo y ralentiza la producción de leptina, la hormona que nos ayuda a sentirnos llenos. Así, se paralizan los mensajes que avisan al cuerpo de que ha comido bastante, y, por muy hinchado que te sientes, en breve volverás a tener hambre.
5. Comida china
No te pilla de nuevas: pides comida a domicilio en grandes cantidades, te llenas vivo a rollitos y tallarines, pero ¡a la media hora te sientes como si no hubieses comido nada!
Por lo general, la comida china está cargada de glutamato monosódico (MSG), potenciador del sabor que se encuentra fundamentalmente en alimentos como sopas, carnes procesadas y demás. “Diferentes investigaciones sugieren que los productos químicos como el MSG generan un aumento drástico en el apetito, lo que se traduce en que las personas que consumen grandes cantidades de alimentos ricos en MSG son más propensas a tener sobrepeso que aquellas que los evitan”, advierte Hayim. '¿Tanto engorda 'el chino'?', te preguntarás. Más bien piensa en todo lo que comes después de tu menú para tres consumido a medias entre dos.
6. Chicle
“Muchas personas que están a dieta mastican chicle para 'engañar' a su mente y piense que están comiendo alimentos. Por desgracia, este truco no suele funcionar”, continúa Hayim. En realidad, con el chicle hacemos que nuestro estómago crea que estamos comiendo y, en consecuencia, empiece a generar jugos gástricos para digerir esos alimentos inexistentes. Una vez has despertado a la fiera, solo podrás calmarla comiendo algo de verdad.
7. Clara de huevo
Amigos del deporte y la musculación: lo estáis haciendo mal. Si bien
una tortilla hecha con claras es una importante fuente de proteínas, las grasas saludables, vitaminas y minerales del huevo residen precisamente en la yema, propiedades que realmente nos ayudan a sentirnos saciados y que, además, son fundamentales para la producción de hormonas y ayudar al cuerpo a absorber correctamente las propiedades saludables que necesita.
8. Muesli
Las barritas de cereales son el almuerzo o merienda habitual de muchas personas que creen que así están matando el hambre hasta la hora de la comida o cena. ¡Error! Además de frutos secos y cereales contienen una buena cantidad de azúcar y aceites hidrogenados, y, peor aún: apenas contienen proteínas, las responsables de hacernos sentir llenos. No sólo nos sacian sino que, encima, su sabor dulce abre nuestro apetito.
9. Alcohol
Sí, no es un alimento, pero no son pocas las personas que se
autoconvencen de estar cenando 'una ración de pan líquido' cuando se beben unas cuantas cervezas. Así que para ellos, que sepan que no necesariamente tienen un problema con el alcohol y por eso beben tanto, puede que simplemente se hayan quedado con hambre.
“A diferencia de nuestra capacidad ilimitada para almacenar la grasa, nuestros cuerpos no pueden asimilar todo el alcohol, por lo que el proceso para eliminarlo es mucho más rápido a través de nuestro almacenamiento de glucógeno (formado principalmente por hidratos de carbono)”, explica Lewis. De ahí que, cuando bebemos en exceso se nos antojen patatas, ganchitos y demás alimentos: buscamos carbohidratos para reemplazar las reservas de glucógeno que hemos perdido.
10. Bollería industrial
Los 'muffins' –anteriormente conocidos como magdalenas–, donuts y dulces industriales similares, aún teniendo un importante aporte de calorías, contienen tanto azúcar que los digerimos rápidamente y en breve volvemos a tener hambre. De ahí que cuando abres un paquete de galletas de chocolate, no puedas resistirte a comerte otra a los pocos minutos.


viernes, 5 de junio de 2015

TRASTORNO DE ANSIEDAD Y COMO TRATARLO





Los peligros y amenazas están por todos lados. En la casa, los colegios, la calle y la oficina. Una mezcla de delincuencia común, violencia, sustancias psicoactivas, caos vehicular, acoso laboral y 'bullying' que, sumados a las crecientes exigencias de la vida moderna, hacen que cada vez sea más difícil controlar sus emociones.
Este es el panorama que se vive en Colombia, en particular en Cali, catalogada como la séptima ciudad más violenta del mundo, y el que constituye el ambiente propicio para la prevalencia de la ansiedad.
De hecho, estudios realizados por más de 30 años han ubicado a este padecimiento como el trastorno mental más frecuente en el mundo.
Lucio David González, psiquiatra con máster en psicoanálisis, describe la ansiedad como una expresión de malestar físico y psíquico al que no se le encuentra explicación, que si bien todos los seres humanos experimentamos en algún momento, puede llegar a tornarse crónica y exagerada, con una marcada sensación de que algo malo va a ocurrir, hasta el punto que termina por afectar todas las áreas de la vida, como la familia, el trabajo y las relaciones sociales.
Es entonces cuando se habla de ansiedad patológica, que según Carlos Miranda, director médico del Hospital Psiquiátrico y docente de la Universidad del Valle, se confunde con depresión, debido a que tienden a presentarse a la vez.
"Pero mientras en la depresión se produce una respuesta de tristeza frente a una pérdida, en el síndrome de ansiedad la reacción ocurre ante un conflicto y lo central es la sensación de aprehensión o temor frente a algo que no ha ocurrido."
Las raíces del trastorno
Factores como la personalidad, la crianza, las experiencias vividas y el medio ambiente inciden, inciden según Carlos Miranda en la capacidad de un individuo para afrontar las situaciones difíciles y controlar las emociones.
Se sabe además que existe una predisposición genética a sufrir ansiedad.
Teniendo en cuenta todos estos factores, el psiquiatra González comenta que es posible que ante el peligro una persona reaccione de manera consciente o inconsciente.
"En el primer caso, simplemente actúa y toma medidas frente a la situación, pero cuando es inconsciente, la angustia se acumula y se somatiza, generando síntomas físicos de ansiedad, lo que puede tener relación con vivencias del pasado, conflictos no resueltos o que no se expresaron, que al sumarse al fenómeno disparador, producen una descarga emocional", explica el profesional.
En algunos casos la ansiedad puede aparecer también como producto de una situación particular (reactiva), como una quiebra económica, la muerte de un ser querido o el desempleo.
En los niños es un fenómeno común, puesto que a temprana edad apenas se está comenzando a vivir, no se tiene claro lo que es bueno o malo y no hay la capacidad suficiente para elaborar las situaciones, por lo que las angustias se descargan a través de la actividad psíquica y motora, es decir, por medio de una película de acción, de la práctica de deporte o con rebeldía haciendo cosas indebidas.
Pero, si no se produce esa descarga, las angustias, que usualmente tienen relación con el comportamiento de los padres, sus exigencias y prohibiciones, así como con la soledad en la que viven los menores de hoy, se acumulan y luego se manifiestan con el trastorno de ansiedad.
Si se puede combatir
El problema para diagnosticar oportunamente la ansiedad radica en que además de que no existe suficiente personal médico entrenado para detectarla, las personas tienden a consultar médicos generales, dados los síntomas físicos que sufren, lo que conlleva a que el trastorno permanezca oculto por mucho tiempo.
En los casos más leves, el psiquiatra Carlos Miranda afirma que lo indicado es estimular un proceso de catarsis, para que la persona exprese su problema puntual a nivel del círculo familiar.
Sin embargo, también aclara que la mayoría de pacientes se maneja con psicoterapia, bien sea de tipo cognitivo conductual o psicoanálisis: "Allí se trabaja para que la persona entienda que ante una situación difícil no hay que angustiarse, sino enfrentarla y que pueda encontrar dentro de sí mismo los recursos y fortalezas necesarios, favoreciendo la autoconfianza".
Se le explica, además, según Lucio David González, la importancia de tener pensamientos positivos, "dado que estos estimulan al cerebro para que se produzcan más neuronas, para que éstas crezcan más rápido, se generen más receptores y se den las respuestas adaptativas y los ajustes necesarios a nivel central para afrontar las situaciones o amenazas del medio".
En los casos más severos se recurre a los fármacos de tipo antidepresivo, pues se ha descubierto que aparte de combatir la depresión son efectivos contra pacientes ansiosos.
Tal como lo revela el doctor González, estos medicamentos actúan básicamente a nivel de la parte frontal del cerebro, que controla las emociones. "Específicamente, agrega, en los receptores de serotonina, de forma que al estimularlos, se envía una orden al cerebro para que se produzca más serotonina y haya un mejor control de las emociones".
Aprenda a reconocerla
Con la ansiedad se produce una descarga de adrenalina que conduce a síntomas físicos como:
-Aumento de la frecuencia cardíaca o palpitaciones.
-Aumento de la frecuencia respiratoria.
-Inquietud motora.
-Alteraciones del sueño.
-Dolores musculares.
-Cólicos o diarrea.
-Cefalea.
-Visión borrosa.
-Boca seca.
Por otro lado, este trastorno altera el sistema inmune, exponiendo a infecciones y tumores, entre otros males, y por ende, disminuyendo la esperanza de vida.
Signos psíquicos.
Aprehensión o sensación de que algo malo está por ocurrir. Estos pacientes usualmente creen que si se suben a un ascensor se van a quedar encerrados, que si conducen se pueden estrellar, etc.
De comportamiento.
Dificultad para relacionarse con los demás y para cumplir normas en la sociedad.
Cognitivos.
Alteraciones de la memoria y la concentración.
DATOS CLAVES: 4 de cada 10 colombianos sufre algún problema mental. El más común es la ansiedad con un 19% de incidencia.
Las mujeres, en una proporción de 1,5 a 1 con respecto a los hombres, son las principales víctimas de ansiedad.

Tomado de COLPRENSA