Por curiosidad me dio por ver esta publicitada telenovela por
varias razones que no tienen nada que
ver con mi afición por este género musical y menos por el intérprete. Como colombiano,
orgulloso de su patria, escucho la música de todas las regiones y el vallenato
no escapa de este agrado como toda la música de la región Caribe. Diomedes
Dionisio Díaz Maestre, como era su nombre completo, fue uno de los grandes
intérpretes de estos ritmos, y lo digo en plural porque el género vallenato
tiene sus ramificaciones que no es el asunto de este artículo.
La vida de Diomedes, el llamado Cacique de la junta, fue un
caos, un desorden completo si lo prefieren y no solo en lo concerniente con las
mujeres, como quiere destacarlo la serie, sino en todos los aspectos de su
vida: económica, sentimental, física, mental, etc. Si como cantante escaló las
cimas de la fama por sus canciones, en el aspecto puramente humano no es el
mejor ejemplo para la juventud que lo sigue, en presente porque sus seguidores
aumentan con el paso de los años.
Como su historia es bastante conocida, en este artículo
quiero referirme a los errores por omisión o defecto que cometen en el seriado.
Lo más fastidioso, para mi y otras personas, es la insistencia en el
conquistador de mujeres. En cada capítulo una diferente y hasta hay capítulos
con dos o tres, en los últimos, tal vez por el lio por la muerte de Doris
Adriana Niño, que en la película tiene otro nombre, está más o menos fiel. No se
puede negar que tuvo muchas mujeres pero tampoco en esa continuidad. En cambio
si minimizan su adicción a las drogas psicoactivas, su alcoholismo desaforado,
su incumplimiento y el deterioro físico que lo desgasta prematuramente.
En la novela, con el problema del homicidio encima, se ve
gordo y rozagante cuando por esas fechas, en la realidad que se puede comprobar
en fotografías, Diomedes estaba degenerado, flaco, demacrado y con los ojos
vidriosos. No me salgan con el cuento de que no se puede adelgazar, como no;
Tom Hanks, para la película El Naufrago bajo 27 kilogramos y otros artistas también
lo han hecho, además tenemos en Colombia artistas del maquillaje para
envejecerlo.
Otro detalle que pasa desapercibido para la gran mayoría de
televidentes es la facilidad con que viaja de Bogotá a barranquilla,
Valledupar, La junta y otras ciudades. La mujer, Lucia en la serie, se enfurece
en La Junta y aparece la misma tarde en Bogotá. Traten de hacerlo hoy, veinte
años después a ver si es tan fácil. Las distancias y el tiempo no existen para
El Cacique de la junta, ni las trabas y leyes morales y éticas. Cuando hablo de
éticas me refiero a su falta de compromiso con su profesión porque jamás cumplía
con las citas de trabajo y de ello puedo dar fe porque fui víctima de su
inasistencia a uno de sus conciertos. En muchas ciudades queda el amargo
recuerdo de su falta de honestidad con su fanaticada que, enfurecida al ver que
no aparecía, destrozaba los escenarios donde debía presentarse y luego, sus
representantes artísticos, culpaban a los empresarios.
En el momento que narra la telenovela ya no recordaba las
letras de las canciones y se drogaba en la tarima, detalles que no muestran. Para
solucionarlo alargaba la mano con el micrófono para que captara las voces de
los asistentes que siempre coreaban las canciones. Pero, lo más curioso es que
cuando se vuela y llega a la casa del mafioso Pluma Blanca, este señor arma tremenda
fiesta con trago, droga, mujeres por montones y Diomedes, en un acto de amor,
se deprime y le llevan a su esposa de turno que llega a consolarlo. Como por
arte de magia en el siguiente capítulo sigue la fiesta con un Diomedes barbado
(barba de varios meses, ojo lo que voy a decir) y todos con la misma ropa y su
esposita ya se fue tranquila para la casita.
En algunos capítulos iníciales mostraron a Diomedes
consumiendo cocaína, que era una de sus adicciones, pero superó la adicción sin
saber cómo; cuanto darían los terapeutas para saber la fórmula, igual la de la
curación de su enfermedad: síndrome de Guillain Barré, una
enfermedad de origen incierto y de la que de cada cuatro casos tres pacientes
mueren y de cada cuatro a dos le repite, que le permitió la casa por cárcel y eludir la justicia.
Se puede argumentar que una telenovela es una opción y los
libretistas pueden basarse en realidades para presentar la vida de un personaje
público pero, a mi modo de ver, nos están entregando un cantante exitoso que
supera sus problemas, incluyendo homicidio culposo, con una facilidad escalofriante.
No olvidemos que muchos niños y adolescentes ven TV a esas horas y no importa
la presencia de adultos, ellos sacan sus propias conclusiones porque desconocen
la verdadera historia del personaje.
Me, gustan muchas canciones de Diomedes, veo a ratos la serie
porque muchos capítulos se los dedican a dos o tres canciones o a la serie
interminable de besuqueos con las actrices de turno, pero la verdad escueta es
que el verdadero Cacique de La Junta no es el mejor ejemplo para la niñez y la
juventud de Colombia aunque se enfurezcan sus fanáticos seguidores.
Edgar Tarazona Angel
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