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viernes, 28 de agosto de 2015

YA NO TENGO LA DEPRESIÓN



En esta época de angustiados, estresados, depresivos y amargados por unas y otras razones es bueno darle un vuelco a esas situaciones angustiosas que llenan de tristeza, desazón y amargura a miles de personas y quiero compartir una anécdota que acomodé a mi manera de narrar.
Me dijo una amiga que estaba en una depre terrible asomada a su ventana del segundo piso cuando escucho gritos en la calle. Como es normal en los seres humanos se le despertó la curiosidad y preguntó a un transeúnte que regresaba del tumulto que era lo que ocurría. El señor le dijo que la vecina estaba gritando que le habían quitado la depresión.
Ella se interesó de inmediato porque, si había un remedio para este mal pues como no buscarle soluciones a esa ansiedad que sólo conocen los que la han sufrido. Se arreglo de afán con lo que encontró a la mano y caminó lo más rápido que pudo a donde la señora seguía vociferando que se le desapareció la depresión.
La alegría no le duró mucho tiempo; la pobre señora, de escasos recursos, cuando quiso preparar el almuerzo para su familia, descubrió que algún amigo de lo ajeno le había hurtado su olla de presión y esa era la razón de su gritería. Pero en los gritos no se notaba la separación de las palabras y no sonaba como me quitaron la de presión, sino la depresión. Queridos lectores para la depresión crónica no hay remedio; para la de presión si lo hay: comprar una nueva.
Edgar Tarazona Angel


sábado, 17 de marzo de 2012

UNA GRAN PÉRDIDA


Después de seis años de una relación  muy agradable, por no decir feliz, las cosas empezaron a cambiar entre ella y yo. No sé cuál de los dos fue el primero en comenzar con sarcasmos, ironías y comentarios mal intencionados contra las actividades del otro. Lo cierto es que nuestro amor, o lo que fuera, se deterioró hasta el punto en que decidimos tomar cada uno nuestro rumbo y comenzar de nuevo con otra persona.
Como seres civilizados acordamos dividir todo, de acuerdo con lo que cada uno había aportado durante  el tiempo que lo nuestro duró. Hicimos un inventario de común acuerdo y decidimos que ella se fuera antes. En el contrato de arrendamiento yo figuraba como responsable del inmueble y, como aun restaba unos días pensamos que no era justo regalarlos y entregar el departamento en la fecha de vencimiento.
Ella se fue pero no me entregó sus llaves, detalle que descubrí más tarde. Yo viajé a otra ciudad para buscar alojamiento, con la relación sentimental terminada no quería permanecer ni un minuto  más en esta ciudad que me llenaba de recuerdos, así que dejé pasar dos horas después de que ella sacó sus pertenencias y viajé a una ciudad cercana con la intención de regresar el día anterior al cumplimiento del contrato.
Algo me dolía, seis años de convivencia dejan rastros en el cuerpo y en el corazón, yo la quería y creo que ella me correspondía pero, había algo que nos alejaba cada día más. Nunca pensé que ella me dejara sin los motivos de la separación. Fue su venganza. En mi ausencia la maldita regresó y se llevó el Wi, el DVD y el TELEVISOR.