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jueves, 23 de noviembre de 2017

ASI SE ELEGIRÁ AL QUE DIGA URIBE


TOMADO DE REVISTA SEMANA

En un conteo regresivo se acerca la hora cero para que el Centro
Democrático escoja su candidato presidencial. Ya no será el que diga Álvaro Uribe, pues un complejo mecanismo de encuestas será el que arroje el veredicto. Dos firmas encuestadoras nacionales (sus nombres se mantienen en confidencialidad), serán las que consulten la opinión de los ciudadanos afines al uribismo, y en tres semanas se conocerá al ganador. 
La semana pasada, Iván Duque, María del Rosario Guerra, Rafael Nieto, Carlos Holmes Trujillo y Paloma Valencia, los cinco precandidatos, llegaron a un acuerdo sobre el mecanismo, inédito por lo menos en la política colombiana. Se trata de tres rondas de encuestas de las que saldrá un candidato eliminado. Así hasta encontrar al que será el abanderado del uribismo en el próximo debate presidencial. 
Este miércoles comenzaron a desarrollarse en el terreno los sondeos. Estos son los puntos esenciales de este proceso. 
1.     El número de encuestas 
Habrá dos. La primera está dirigida exclusivamente a los militantes del partido. No se medirá a todos, sino que las firmas escogerán una muestra
representativa entre los casi 280.000 que están registrados y afiliados en el Centro Democrático. Esa base de datos ya había sido entregada con anterioridad a las encuestadoras. La segunda se denomina abierta y en esta se consultará la opinión de ciudadanos afines al uribismo. 
Estas dos encuestas   serán simultáneas y se adelantarán cada semana hasta encontrar al ganador. Como son tres semanas, serán tres encuestas sucesivas. 
2.     La pregunta 
Tanto para la encuesta de militantes, como para la encuesta abierta, solo se formulará una pregunta: “¿Cuál de los siguientes precandidatos a la presidencia considera que debe ser el candidato del Centro Democrático?”
El interrogante será acompañado por un tarjetón en el que aparecerá la foto de los cinco precandidatos, en orden alfabético de izquierda a derecha. 

3. El orden

Primera semana (22 al 29 de noviembre)
Las dos firmas encuestadoras harán sus dos encuestas consultando el nombre de los cinco precandidatos. Una vez terminada la recolección de datos, aquel precandidato que registre el menor porcentaje será eliminado del proceso. 
Segunda semana (29 de noviembre al 6 de diciembre) 
Participarían cuatro precandidatos y con la misma metodología será eliminado el que tenga menor porcentaje. 
Tercera semana (6 de diciembre al 13 de diciembre)
Puede ser la ronda definitiva. En esta instancia participarán tres precandidatos y podría conocerse al ganador. Si uno de los tres precandidatos tiene más del doble del margen de error de diferencia sobre el segundo, ese será el elegido.   
Si no se registra esa diferencia entre el primero y el segundo, se eliminará que ocupe el tercer lugar. 
Finalísima (en caso de llegar a darse)   (13 de diciembre al 20 de diciembre) 
Si en la tercera ronda no hay ganador, se procederá a una cuarta encuesta. Participarían solo los dos finalistas y el que gane será el candidato 
3.     La Puntuación 
Primera semana (22 al 29 de noviembre)
Las dos firmas encuestadoras harán sus dos encuestas consultando el nombre de los cinco precandidatos. Una vez terminada la recolección de datos, aquel precandidato que registre el menor porcentaje será eliminado del proceso. 
Segunda semana (29 de noviembre al 6 de diciembre) 
Participarían cuatro precandidatos y con la misma metodología será eliminado el que tenga menor porcentaje. 
Tercera semana (6 de diciembre al 13 de diciembre)
Puede ser la ronda definitiva. En esta instancia participarán tres precandidatos y podría conocerse al ganador. Si uno de los tres precandidatos tiene más del doble del margen de error de diferencia sobre el segundo, ese será el elegido.   
Si no se registra esa diferencia entre el primero y el segundo, se eliminará que ocupe el tercer lugar. 
Finalísima (en caso de llegar a darse)   (13 de diciembre al 20 de diciembre) 
Si en la tercera ronda no hay ganador, se procederá a una cuarta encuesta. Participarían solo los dos finalistas y el que gane será el candidato 

4. La Puntuación 

Los resultados de las encuestas serán ponderados de la siguiente manera. La encuesta abierta tendrá un peso del 80% mientras que la encuesta de militantes otorgará el 20% de la puntuación definitiva. Aunque se escogieron dos firmas nacionales, no se descarta que en la tercera semana o en la finalísima se suma una firma encuestadora internacional. 

5. Los Resultados

Los resultados no serán públicos. Se creó una comisión de garantes en el Centro Democrático, integrada por tres personas (sus nombres también se mantienen en reserva). A ellos les llegará el reporte de cada firma encuestadora y sacarán los porcentajes definitivos. Esta comisión solo informará al candidato que resulte eliminado. El nombre de quien no clasifique tampoco se dará a conocer. Los tarjetones se cambiarán cada semana. 
Solo se conocerá el nombre del ganador una vez firmado el proceso. Se hará la proclamación en una convención nacional. 


domingo, 5 de febrero de 2017

FUEGO AMIGO DE URIBE A ZULUAGA



La carta no podía ser más extraña. La firmaba Luis Carlos Restrepo e iba dirigida al expresidente Álvaro Uribe. Restrepo en la actualidad se encuentra prófugo de la Justicia y está asilado en Canadá. Hacía tiempo no se oía de él y su reaparición sorprendió.
En la carta señalaba que la supuesta financiación de Odebrecht en Brasil al asesor de ese país, Eduardo ‘Duda’ Mendonça, para la campaña de Óscar Iván Zuluaga era una “falta ética”. Según Restrepo, aunque Zuluaga no se hubiera enterado, era impresentable haber recurrido a una empresa contratista del Estado para financiar indirectamente una parte de su campaña. En la contabilidad de esta se había registrado un pago de 1,5 millones de dólares, mientras que la cotización original del asesor brasileño había sido de 4,3 millones.
Esto hizo pensar que había gato encerrado. La versión de Zuluaga es que la cotización inicial sí fue de 4,3 millones, pero que obtuvo una rebaja sustancial a 1,5 millones. Sin embargo, la revista Veja, la más influyente de Brasil, recientemente reveló datos adicionales. Coincide en que en Colombia hubo un pago de 1,5 millones de dólares, pero agrega que Odebrecht por su lado le pagó a Duda 1,6 millones de dólares en efectivo y otra parte con bienes inmuebles. Como afirmó Alfonso Gómez Méndez en una columna reciente, todas las campañas tienen una parte de su financiación no registrada, la cual generalmente es imposible de detectar. En este caso, por tratarse de una revelación proveniente de Brasil, el escándalo salió a flote.
De ser verdad, no solo se trataría de una irregularidad contable, sino también de una violación a los topes y aportes permitidos para la financiación de la campaña. Lo sucedido en términos legales es delicado, pero en términos políticos puede ser mortal. Zuluaga es el precandidato del Centro Democrático que encabeza las encuestas y la revelación de Odebrecht le hace un daño enorme. No solo por el artículo de la revista brasileña, sino por la carta de Luis Carlos Restrepo y la reacción de Álvaro Uribe.
El expresidente anexó la carta de Restrepo a una de su puño y letra en la cual le solicitó al comité de ética de su partido investigar a Zuluaga. Teniendo en cuenta que este último en la actualidad no solo es precandidato, sino también el presidente de la colectividad, la sola solicitud de una investigación, por parte del jefe supremo, ha sido interpretada como una lápida política. Puede leer: Archivo del caso Zuluaga: ¿Qué tan justificado es? Detrás de este episodio hay varios elementos.
El primero es que, ante un país obsesionado por el tema de la corrupción, es imposible defender al presidente del Centro Democrático por más rutinaria que sea la irregularidad en la cual incurrió. Pero hay una consideración de más peso. En círculos bien informados se sabe que el Centro Democrático tiene tres candidatos, pero que el expresidente prefiere a uno de ellos: Iván Duque. No tanto porque le parezca el más calificado, sino porque ve en él una especie de hijo político, como lo fue Andrés Felipe Arias en su momento.
Sin embargo, Álvaro Uribe no ha querido mostrar favoritismo por ninguno de sus discípulos. Eso le ha permitido no comprometerse públicamente, pero para los allegados es claro que su corazón está con Duque. Zuluaga, por haber obtenido 7 millones de votos en las últimas elecciones, encabezaba las encuestas internas del partido. Muchos observadores, sin embargo, consideran que esos votos no fueron del candidato derrotado, sino simplemente endosados por Uribe y que están disponibles para quien él unja.
Por otra parte, un triunfo del Centro Democrático sobre el santismo requiere renovación y eso definitivamente no lo encarna Zuluaga. Por lo tanto, el escándalo de la semana pasada le dio a Uribe la oportunidad de solucionar un problema que por amistad no hubiera podido resolver personalmente. Le sugerimos: Los tentáculos de Odebrecht De ser así, de los tres candidatos quedan dos: Carlos Holmes Trujillo García e Iván Duque. En principio se podría decir que, aun sin escándalos, Trujillo la tiene más difícil por las mismas razones que Óscar Iván. En una coyuntura en la que todo lo que representa el establecimiento tradicional produce desgano en el electorado, ser miembro de una dinastía política regional no es una ventaja para él. Sin embargo, tiene una trayectoria y experiencia como pocos en el país.
Ha sido alcalde, constituyente, embajador, ministro y candidato a la Vicepresidencia de Óscar Iván Zuluaga. Y en los últimos meses ha neutralizado en parte su imagen de político tradicional al mostrarse como un hombre muy bien preparado, elocuente y un columnista influyente. De lo que no hay duda es que tanto Óscar Iván Zuluaga como Carlos Holmes Trujillo tienen más quilates en su hoja de vida, más experiencia y más cancha que Duque.
Él solo les podría sacar ventaja en lo que Uribe más valora en la actualidad: elegibilidad. Según prácticamente todos los analistas, en Colombia el rechazo por lo tradicional ha creado la coyuntura para que surja lo que los anglosajones denominan un outsider. Es decir, alguien de afuera, nuevo y, en todo caso, algo diferente. En teoría Iván Duque no lo es. Es el hijo consentido de Álvaro Uribe, quien nada tiene de outsider. Sin embargo, es joven, preparado y mediático y relativamente desconocido, lo cual lo convierte en un semi-outsider. A eso se suma que su mentor es Álvaro Uribe, el jefe del antisantismo, corriente que para muchos constituye una fuerza electoral tan poderosa como la del antiestablecimiento.
De ahí que el expresidente tenga contemplado que Duque y él son la ecuación ganadora. Como no puede decir eso de frente, manda señales indirectas. Con frecuencia cuando un parlamentario le pide una cita, él lo recibe con Iván Duque a su lado sin tocar el tema electoral.
No obstante, como tiene que mostrarse neutral, Uribe no quiere imponerlo a dedo. Pero Duque tiene el problema de que en la actualidad no tiene asegurado el triunfo ni en una convención del partido, donde los veteranos ganarían, ni en una consulta popular abierta en la que el electorado pueda escoger entre los tres precandidatos.
En la última encuesta de Gallup solo contaba con 0,7 por ciento de apoyo y en la última de YanHaas registró un 6 por ciento. Los profesionales de la política, sin embargo, saben que lo que está hoy sobre el tapete poco tiene que ver con la realidad electoral dentro de un año. Y también son conscientes de que la clave del éxito en las presidenciales de 2018 no es quién gana hoy, sino quién tiene más proyección hacia el futuro. A pesar de su falta de experiencia, hoy por hoy el puntero es Duque.
La razón es que mientras sus rivales tienen apoyo dentro del Centro Democrático, él lo tiene más allá del partido. Eso ha creado fisuras con algunos furibistas que lo han acusado de poner sus intereses personales por encima de los de la colectividad. Al cerrar la semana se supo que Iván Duque había acompañado a Óscar Iván Zuluaga y a su hijo David a la reunión con Duda Mendonça en São Paulo. Como de esta surgió el escándalo de los pagos irregulares, su presencia allá no lo favorece. Su descargo es que allá solo se les hizo una presentación sobre los servicios de la empresa y no se habló de plata. Y solo asistió a una reunión.
Eso podría ser verdad, pero es el mismo argumento que invoca Óscar Iván Zuluaga, a quien están ridiculizando con el mote samperista de que “todo fue a mis espaldas”. En todo caso tanto el candidato como su hijo David, gerente de la campaña, están enredados en el asunto.
Para Álvaro Uribe es incómodo tener que defender a Duque mientras que simultáneamente está zafando a Zuluaga por el caso Odebrecht.

Porque definitivamente pocos creen que la carta de Luis Carlos Restrepo para denunciar “la falta de ética” de Zuluaga haya sido una iniciativa personal, enviada sin el conocimiento del expresidente. Tampoco es muy lógico que un prófugo de la Justicia sea el faro ético del partido. Pero independientemente de estas consideraciones, el efecto político de esa inusual carta parece ser la sepultura de la candidatura de Óscar Iván Zuluaga.
TOMADO DE REVISTA SEMANA