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lunes, 18 de mayo de 2015

MARÍA KODAMA DONÓ 1.500 LIBROS AL MUSEO DE BORGES


Con la plaza Brown iluminada por foquitos amarillos y proyecciones visuales, los árboles resistiendo la fría noche de otoño y una cola tupida de vecinos, María Kodama volvió a Adrogué. Y a la casa de veraneo que usaba su marido, Jorge Luis Borges. Después de un acto en el Palacio Municipal, la viuda del escritor asistió a una performance en vivo basada en dos obras del genial escritor para luego hacer una donación de 1.500 libros a la biblioteca de la “Casa Borges”, el museo ubicado en Diagonal Brown 301.
Las obras en escena fueron “Aproximación Borges”, un espectáculo de vanguardia que combinó performance y teatro en una singular puesta/viaje a través del tiempo, la poesía y la narrativa borgeana, y “La rosa de Paracelso” (ambas dirigidas por Zulema Ozón), que despertó los aplausos de los numerosos vecinos que desde muy temprano se acercaron para disfrutar de la velada. El intendente municipal, Daniel Bolettieri, fue el encargado de recibir a la compañera de vida –y estudiosa de la obra– del popular escritor. Durante su visita, Kodama realizó una donación de libros a Casa Borges,primer y único lugar en todo el mundo que, habiendo sido habitado por el reconocido literato, funciona además como centro de estudios e investigación.
“Borges es parte de la historia de Almirante Brown y tenemos la dicha que muchos de esos recuerdos y situaciones que el escritor le recordaba a María Kodama, hoy aún en el siglo XXI están presentes en Adrogué, porque los eucaliptos, las casas bajas y los techos de tejas siguen estando, y vive en todo nuestro pueblo todo ese sentir”, dijo el jefe comunal. Kodama, vestida con una pollera larga color marrón y un saco rústico en tonos manteca, manifestó que “volver a Almirante Brown significa recordar las cosas que Borges me contaba, sobre el Hotel Las Delicias, los mosquiteros, el salón de los espejos, todo ese mundo que él vivió y que le gustó mucho porque siempre lo recordaba. Para mi es volver a un lugar querido por Borges y por supuesto por mi también”.
Patricia Roselli, vecina de Mármol, fue junto a su hija Micaela “para conocer la casa y la obra de Borges, aunque no soy una fanática de él. Hay cosas que me gustan y cosas que no. Es un espacio que tenemos en Brown y hay que aprovecharlo. Aparte un viernes, a esta hora, y que venga María Kodama, era un evento imperdible”. Las vecinas, además, están haciendo un curso sobre la historia del Partido, “y la casa genera curiosidad y nos incentivó a venir para conocer algo más sobre él y sus días en Adrogué”, contó.
El evento contó con la presencia del secretario de Educación, Cultura y DD. HH, Jorge Herrero Pons, el titular de la Coordinación de Gabinete local, Diego Garrido, el Presidente del Honorable Concejo Deliberante de Almirante Brown, Alejandro Torres, la senadora provincial, Patricia Segovia y el diputado nacional, Eduardo Fabiani. La donación de los 1.500 libros –todos referidos a lecturas posteriores y análisis de la obra del genial literato– se realizó en el marco del convenio de cooperación e intercambio institucional suscripto entre la Fundación Internacional Jorge Luis Borges –que preside Kodama– y la Comuna de Brown para difundir la vida y obra de uno de los escritores de mayor relevancia universal. Casa Borges funciona desde el 2014 y puede visitarse gratis de lunes a viernes de 10 a 16, y los sábados y domingos de 16 a 21.

Fuente:  clarin.com

miércoles, 4 de febrero de 2015

UN MARIDO EJEMPLAR... POR TELÉFONO

Charla telefonica de un marido ejemplar

_Hola, mi vida? ¿Cómo estás, mi amor? ¿Bien?
_Sí ¿muy bien!
_¿Los niños están bien?
_No te preocupes amor, están de lo mejor....
_Perfecto. ¿Almorzaron?
_Si, almorzaron muy bien.
_¿Sí? !Qué bueno! Dime, preciosa ¿qué cocinaste para la cena?
_Lomo a la pimienta...
_¿Mi plato preferido!... ¿Te adoro divina! Siempre complaciéndome...
 Y dime... ¿todo tranquilo en casa?
_Todo bien, te espero con la comidita caliente
 y luego el postre que TANTO te gusta (en tono malicioso)
_No me digas esas cosas, nena, que me dan ganas de volar hacia allá ahora mismo…
¿Me prometes que esta noche te pones ese baby doll Transparente que tanto me gusta?
_Como mandes, dulzura, sabes que soy tu esclava...
_¿Sí? Gracias cosita, por eso te quiero tanto...

 Bueno amorcito, ahora pásame a mi señora un momento, ¿sí?
_Patronaaa!!!! La llama el Seññññoooooooooooorrrrrrr
… 

sábado, 8 de noviembre de 2014

MUERE LA VIUDA DE JULIO CORTÁZAR

FALLECIÓ LA VIUDA DE JULIO CORTÁZAR

aura cortazar
La viuda y albacea del escritor argentino Julio Cortázar, Aurora Bernárdez, falleció hoy a los 94 años de edad en el hospital Sainte-Anne de París, al que ingresó hace cuatro días, anunciaron fuentes próximas a Bernárdez.
Según explicaron las fuentes a Notimex, la también traductora murió a primeras horas de este sábado, como consecuencia de las secuelas que le dejó una caída que sufrió el pasado miércoles y que la dejó inconsciente.
La noticia fue confirmada por fuentes de la agencia literaria Carmen Balcells, de Barcelona, España, vinculada a Bernárdez.
Hasta sus últimos días, Bernárdez residió en la casa que compartió con Cortázar en París durante años, en el distrito XIV de la capital francesa, y era albacea del escritor, que falleció en 1984.
Pese a su avanzada edad, Bernárdez mantenía una activa vida cultural en España y Francia, hasta que sufrió el accidente vascular en una calle de París el pasado 5 de noviembre, de acuerdo con fuentes próximas a la viuda de Cortázar.
Bernárdez trabajó como traductora con el autor de “Rayuela” en la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en París.
Además tradujo al español obras de Albert Camus, Sartre, Flaubert, Italo Calvino, Vladimir Nabokov y William Faulkner, entre otros grandes escritores universales.
En 1967 se separó de Cortázar, quien tuvo dos parejas más y se volvió a casar con su última compañera, Carol Dunlop, con quien comparte una de las tumbas más visitadas del cementerio parisino de Montparnasse.

Fuente: milenio.com

martes, 26 de mayo de 2009

VAGABUNDO

VAGABUNDO (Esta bella historia es colaboración de mi amiga mexicana Estrella de Belén) De pronto, olvidó quién era. No recordaba su nombre, ni su pasado. Perdió todo vestigio de su historia. Simplemente estaba sentado en una banca de aquel parque que de algún modo le era familiar aunque no sabía a ciencia cierta por qué. Se miró las manos, el reflejo de su rostro en el agua de la fuente, caminaba con pasos vacilantes tratando de esclarecer su mente para conocer...y reconocerse. Pero no. Todo fue inútil. Estaba encerrado dentro del cuerpo de un desconocido, como un preso, sin poder escapar de ahí. A partir de entonces, la calle fue su hogar, el basurero proveedor de alimentos, los rincones apartados sus dormitorios, el silencio y anonimato sus compañeros inseparables. Andaba por todas partes, observaba todo cuanto tenía delante de él buscando indicios, señales que no llegaban. Hasta que se acostumbro a ser solo una sombra maloliente que vaga por todas partes sin rumbo ni dirección. Las avecillas que trinan y vuelan con libertad, los niños con su inocencia, las mujeres con su cadencioso andar, los hombres con su virilidad, el cielo estrellado, la luna con sus diferentes fases, los rayos del sol cálidos a veces y cegadores en ocasiones, la lluvia que empapa rítmicamente...esos eran sus únicos acompañantes en esa nueva vida nublada y silenciosa. Un día, el viento trajo hasta él un periódico. Tomó las hojas de papel entre sus manos y observo cuidadosamente las letras, los gráficos, los anuncios, las fotografías. Todo aquello era parte de su mundo perdido, en algún recoveco de su atrofiada memoria algo se removía mientras él miraba. Luego prestó atención a las letras ¡Podía reconocerlas! comenzó a leer las palabras escritas. Sí, ¡él sabía mucho de palabras escritas!. Entonces comenzaron a revolotear en su cabeza frases, versos, pensamientos dormidos. Las voces martillaban dentro de él hasta provocarle vértigo de tanto movimiento. Todo aquello que había querido expresar mientras convivía con la naturaleza luchaba por salir como aves enjauladas que claman por recobrar su libertad y retomar el vuelo. Al dar vuelta a la hoja se encontró con el retrato de un hombre cuyo rostro le era habitual. Claro ¡Era él!. Antonio Quijano decía el pie de foto. Comenzó a leer los pormenores de aquello que había extraviado: Alguna vez fue escritor, catedrático, tenía hijos, nietos y una esposa que lo buscaba con desesperación. Salió de casa y nunca más regresó. Sí. Algo de eso parecía evocar. Se puso de pie y comenzó a andar hasta llegar a aquel parque en el que el olvido se había apoderado de él. Se sentó en la misma banca y trató de virar la cinta de su existencia. Se levantó de ahí aún confuso y marchó calle abajo, luego a la izquierda hasta llegar al retorno arbolado y al final de la avenida...su casa. Sí. Aquella residencia con paredes de cantera y rejas de diseño rebuscado era su casa. ¡Tenía que serlo!. Un automóvil se detuvo en la puerta y un joven bajó de él. ¿Arturo? ¡Sí! era Arturo, su hijo. ¡Estaba recordando!. Corrió hasta alcanzarlo antes de que entrara a casa. -Muchacho- le llamó con emoción. Pero aquel ni siquiera lo miró. -Aléjese de aquí- Le ordenó con indolencia y entró sin hacerle caso. En el majestuoso prado estaba José, su nieto más pequeño. Jugaba con una pelota ajeno a todo lo que pasaba. En la mesa de jardín su esposa tomaba café con pastelillos rodeada de sus amigas. Hasta donde estaba él podía escuchar su conversación: Las tiendas departamentales, el vestido que llevó a la exposición de pintura, el peinado que está causando furor, la última sesión en el spa. Ahora se acordaba de todo. Tenía mucho dinero, sí. Pero no era feliz. Aquella tarde salió a caminar sin decirle nada a nadie, se sentía derrotado a pesar de que acababa de enterarse de su nominación para una de las condecoraciones más importantes que le pueden otorgar a nivel internacional a un escritor. Sin embargo, se sentía agobiado, con el alma hueca. Llegó hasta el parque y se sentó en la banca para observar a una pequeña comiendo helado de limón frente a él. "Tan simple que es la vida y tan complicada que la vuelve uno", había pensado. Y sí, estaba en la cima del éxito. Se codeaba con gente adinerada, con triunfadores. Pero al conocerlos un poco más a fondo advirtió que, al igual que él, se sentían incompletos e infelices en muchos aspectos. Otros, a los que consideraba colegas invaluables lo traicionaron una y mil veces, plagiaron sus obras, lo envolvieron en chismes, trataron de desprestigiarlo al tiempo que comían en su mesa y sentaban a sus hijos en las rodillas para cantarles canciones de cuna. Lo peor vino después, cuando descubrió a Manuel, su editor, en la cama con su mujer. Lo habían traicionado en sus propias narices, él mismo le abría las puertas de su casa y lo invitaba a pasar. Canallas. El diario decía que ella lo buscaba con desesperación, y sin embargo, estaba ahí conversando despreocupadamente de mil tonterías. Lo que seguramente le angustiaba era que a consecuencia de su desaparición perdería el premio literario, y éste representaba mucho dinero. Y a pesar de todo, ya no le dolía el corazón. Al no poseer nada, se había reencontrado con lo verdaderamente trascendente. Tenía todo el tiempo del mundo para él mismo, disfrutando el día a día, los tesoros de la naturaleza, la bondad espontánea de mucha gente, humilde sí, pero que con generosidad invaluable se acercaban a él para invitarle un bocado, para ofrecerle una moneda, una cobija...una sonrisa franca. Hacía mucho que no se sentaba en una mesa elegante llena de platillos exquisitos gracias a las manos expertas de un chef de prestigio internacional, pero por alguna extraña razón, ahora disfrutaba todo lo que se llevaba a la boca, aunque saliera de un basurero o fueran los restos de los platos que desdeñó algún comensal. En su tiempo de fama y fortuna, llegó a pagar mucho dinero para que los especialistas descubrieran la causa de su insomnio y lo curaran. Había probado de todo pero nada lograba hacerlo conciliar el sueño. Mientras que siendo un vagabundo, cada noche, aún en el piso de tierra, en un rincón olvidado, en medio de la lluvia, a pesar de las ráfagas inclementes del viento, había dormido tranquilo, en paz, soñando cosas felices. Quizás la pérdida de memoria lejos de ser un castigo divino, había sido una bendición, ese camino sin rumbo estaba carente de maldad, de traición, de interés. Le dolían sus hijos, pero tampoco los reconocía ya, se habían vuelto déspotas, insolentes y malagradecidos. Solo José con su niñez inocente y pura, solía arrojarse a sus brazos en cuanto lo veía, con total sinceridad. En ese momento, la pelota llegó rodando del otro lado de la verja hasta él. El niño se apresuró a alcanzarla. El vagabundo desvió la mirada tratando de ocultar el rostro. Pero José ya había visto sus ojos. -¿Abuelo?- le preguntó con timidez Antonio se apartó y sin decir palabra comenzó a caminar. A esa hora las mujeres solían llevar a sus hijos a la plaza para arrojar migas de pan y maíz a las palomas. ¡Qué espectáculo tan maravilloso era aquel! Los chiquillos reían encantados y esas risotadas le traían a la mente -ahora lo sabía con certeza- el sonido del agua de una catarata al estrellarse en su furiosa e intempestiva caída.     Elena Ortiz Muñiz 

lunes, 18 de mayo de 2009

CAIN

¡Qué vaina más jodida enamorarse uno de la mujer del propio hermano! Y el problema se agrava cuando la maldita hace todo lo posible por seducirlo a uno. Ese fue el comienzo de mi desgracia. Ella era, perdón, es, una mujer muy hermosa; lo mismo que mi esposa; al fin y al cabo son hermanas. Sí, dos hermanos nos casamos con dos hermanas; gemelas, para más señas pero no idénticas. En el físico hay grandes parecidos pero en el resto son diferentes. La mía es callada, sencilla, piadosa, casera, recatada. La de mi hermano es coqueta, frívola, desordenada, en pocas palabras una mala esposa. ¿Qué me atrajo? No sé… pero sentía que no podía vivir sin ella. Sin saber cómo resultamos de amantes y ella correspondió a mi amor y a mis deseos. La situación se puso muy desesperante, hasta el punto de que tramamos matar a mi hermano. No sabemos si para nuestra fortuna o nuestra desgracia todo se resolvió en forma inesperada… cuando descubrimos que mi hermano y mi esposa eran amantes.